Hubo, en aquella semana de gloria, muchos momentos que reflejaron la confianza del Pato. Uno, en esa vuelta final de 69 golpes, fue reconocido por sobre el resto. Se dio justo en la definición, cuando la presión (propia y ajena) no dejaba ni respirar. Era el momento de atacar, de ir por el título. Cabrera necesitaba un birdie detrás del otro. En ese par cuatro del hoyo 15, puso la pelota con su salida en una inmejorable posición para atacar la bandera. Le quedaban 169 yardas al hoyo. Tanta era su adrenalina, que agarró un hierro 9 y le hizo swing completo. Sí, bien a lo Cabrera. Vuelo perfecto, de izquierda a derecha y casi se mete. La posterior sonrisa del cordobés lo decía todo. Birdie. Era el tiro soñado, era el tiro del campeonato, era el tiro que, meses después, los especialistas del golf se animaron a calificarlo como "la jugada del año".
Fuente Clarin
