No pierde la esperanza


TULSA -- Sufrir derrotas decepcionantes en los Majors no te garantiza que algún día ganarás uno. Pregúntenle a Greg Norman. Ser considerado e mejor jugador sin un Major no significa que eventualmente tendrás tu propio trofeo grande. Pregúntenle a Colin Montgomerie.
Y cuánto más se alarga la agonía, cuantas más chances desperdicias, más difícil se hace la tarea.
Esa es la situación en la que se encuentra Sergio García hoy en día, en la víspera de un nuevo Major.
Han pasado ocho años desde que apareció en escena, encontrando el fairway en el hoyo 16 en Medinah luego de un golpe milagroso por detrás del los árboles. García tenía entonces 19 años y era un joven con mucho talento y estilo.
Puso a Tiger Woods en alerta en una época en la que el número uno todavía no era el campeón confiado de esta era. Woods ganaría entonces su segundo major, pero con un solo golpe de ventaja sobre el español, quien parecía destinado a desafiarle el liderazgo por una década o más.
García, considerado un jugador de clase mundial desde entonces, no volvió a terminar segundo en un major desde el British Open del mes pasado. Ahora tiene 27 años y acumula las cicatrices de tantas batallas. Tantas han sido sus frustraciones en el green, que ha decidido optar por un belly putter.
Surge entonces la pregunta: ¿Cómo se recuperará del duro golpe que representó Carnoustie, donde tenía una ventaja de tres golpes al comienzo de la ronda final, apenas falló un putt para par en el 18, registró un 73 y luego perdió la definición mano a mano con Padraig Harrington?
"Fui el único que tuvo la chance de ganar en regulation" dijo García el miércoles en el Southern Hills Country Club, donde se jugará el 89º PGA Championship a partir del jueves. "Para mí, eso significa mucho. Creo que liderar toda la semana fue una gran experiencia. Creo que aprendí mucho de ello. Tuve la chance. Conecté un gran putt. Desafortunadamente no entró".
17 días le dieron algo de tiempo para reflexionar, aunque no fueron todos buenos. García admitió la semana pasada en el WGC-Bridgestone Invitational que le habría venido bien más tiempo de descanso. Estaba entendiblemente caído, todavía preguntándose porque no el putt del hoyo 72 no cayó adentro.
El desafío ahora está en recuperarse de semejante decepción.
García, quien está ranqueado octavo en el mundo y acumula seis victorias en el PGA Tour y 10 en el resto del planeta, puede consolarse tomando el ejemplo de un jugador como Phil Mickelson, quien pasó más de 10 años como profesional sin poder ganar su primer major.
"Yo creía, al igual que Sergio cree; simplemente es cuestión de tiempo", dijo Mickelson, quien ahora suma tres trofeos grandes. "Es demasiado buen jugador como para no ganar uno. Me tomó más tiempo del que imaginaba".
"Lo más difícil era venir al centro de prensa. Siempre creí en mí y realmente nunca dudé que podría ganar uno. Sabía que lo haría, pero no sabía cuando. Creo que él siente lo mismo. Pero a veces responder preguntas puede resultar difícil".
Especialmente cuando respondes poniendo excusas. Mickelson nunca lo hizo. Solía manejar sus fracasos con clase, siempre halagando al ganador y reconociendo sus propios errores.
Definitivamente ese no fue el caso de García tras su derrota ante Harrington. El español citó el lento rastrillaje de un bunker en el green del 18 como causal de su fallo. Lamentó que el putt en el green final no entrara. Sugirió que una fuerza mayor era la causa de sus fracasos.
Generalmente lució como un mal perdedor, alguien incapaz de reconocer sus propios errores; tres bogeys en los nueve de ida no fueron causados por la mala suerte.
"La emoción era muy grande", dijo García en el PGA el miércoles. "Me abrí a los medios y dije lo que pensaba. Eso es todo. No quería quitarle mérito a Padraig por ganar el Open. Sentía que había jugado lo suficientemente bien para ganar y desafortunadamente no ocurrió. Si hubiera tenido un poco de suerte la historia habría sido distinta. Pero eso es todo".
Es cierto que García tuvo algo de mala fortuna. Fue cruel que su putt para par en el 18 no entrara. Y fue brutal ver su approach en el par 3 del 16, el segundo del desempate, rebotar 20 pies hacia fuera.
Pero así es el golf y lidiar con estas decepciones es lo que forma a un campeón.
"Si quedas cerca pero no ganas, siempre corres peligro de nunca ganarlo", dijo el doctor Richard Coop, un reconocido psicólogo deportivo. "Debe encontrar fuerza mental o forjar un sistema interno de convencimiento, y poder mantenerlo".
Tom Lehman recuerda haberle dicho a García tras ganar el British Open de 1996 que el español obtendría varios Majors. García era amateur por ese entonces y Lehman había quedado impresionado.
Más de una década después, él cree que es imperativo lidiar con la decepción de una manera digna.
"Tuve algunas decepciones en los Majors", dijo Lehman. "Pero sabía que me estaba acercando, que era cuestión de tiempo, que mi día llegaría. ¿Se lo dije a los medios? No, a mi esposa. ¿Siente Sergio que está intentando escalar una pared demasiado alta? Sólo él lo sabe".
García sabe que hubo muchos aspectos positivos para rescatar de Carnoustie. Finalmente encontró un putter que le dio confianza en los greens. Lideró el torneo en gran parte de los cuatro días. Y no perdió el torneo cediendo en los últimos hoyos. No es una vergüenza hacer bogey en el hoyo final de Carnoustie.
Todas esas lecciones les serán útil cuando tenga una nueva oportunidad. Pero como otros grandes golfistas han dejado demostrado, no tiene asegurada una victoria.
"Quien termina segundo siempre es el primer perdedor, por lo que a veces se hace duro", dijo García. "Pero debes seguir adelante y sacar los puntos positivos. Sólo espero volver a tener la chance de pegar el putt para el triunfo. Al menos si llego a esa posición, ya me sentiré feliz".




Fuente: ESPN.com